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La ignorancia del mal perdedor
La noche de ayer podría haber terminado con dos de los cuatro habitantes (Almudena e Iván) alegres celebrando estar ya en la final, todos divertidos haciéndose pasar por parejas (Liz con Iván y Almudena con Orlando) ante las dos italianas que viven su última fase de casting para el ‘Grande Fratello’ en la casa de Gran Hermano diez. También podría haber terminado con una soporífera entrevista a un tipo con poco más de media neurona, que pasó todo el tiempo sonrisa nerviosa en ristre y sin enterarse de la misa la mitad. El expulsado de esta semana salió con un 51,6% de los votos y estuvo previsible hasta decir basta, tanto que no habían transcurrido ni cinco minutos de entrevista cuando ya había pronunciado esa idea-fuerza que se le ocurrió vete a saber cuando y que repitió hasta la saciedad en su última semana dentro del juego: “Soy Julito, Julito el de casa, Julito el de siempre, el dicharachero”.
Pero la noche finalizó con un grupo de concursantes rabiosos y resentidos, que no han terminado de deglutir su derrota, y además demostraron poca educación y menos entendederas. Además de un Julito más reventado por dentro que los anteriores expulsados, suficientemente cobarde como para guardarse para el momento de la conexión de despedida unos cuantos rejonazos con el único objeto de hacer daño, y ya lo creo que lo hizo. Esto es lo que hacen los buenos, los que tienen gran corazón; pues líbreme el destino de estos amigos, que de los enemigos ya me encargo yo.
Estoy hablando de los momentos más bochornosos que hemos vivido nunca en la historia de este programa. Nunca antes habíamos visto a una Mercedes Milá desplegando tanto y de forma tan brillante todo tipo de argumentos sustentados en el sentido común para defender el formato de nuestro programa frente a unos indocumentados que sangran por la herida de su derrota en el juego. Nunca antes la vimos, como anoche, diciendo a Carlos Hoya: “No me toques, no me toques, no quiero abrazos”, mientras uno de los más cínicos, antipáticos y desagradables concursantes que en la historia de este programa han sido, tenía el enésimo desplante, muestra de que a estos no les asiste la razón pero tampoco la decencia. Ahí teníamos intentando defender lo indefendible a Carlos y a Carlitos, acompañados de la malintencionada Mirentxu, la del “donde dije digo, digo Diego”, fabuladora y meticona. Con el apoyo de la clac de casi toda esa fila cero, a excepción de un Germán que parece eternamente confundido de programa y una Raquel que en solitario fue la voz discrepante, felicitando amablemente a los ya promulgados finalistas.
Carlos H. hipócritamente pretendía abrazar a Mercedes o tomarla del brazo después de acusarla falsamente de “defender con efusividad a Iván”. Muchos garbanzos tiene que comer este que canta al oído cuando quiere ligar para poder con Mercedes Milá. De momento que empiece aprendiendo a que ‘Rin-Tin-Tín’ era el perro del cabo Rusty (en una vieja serie televisiva de la factoría Disney) y lo que él pretendía decir es retintín (tonillo y modo de hablar, por lo común para zaherir a alguien), que fue lo observado por Mercedes en sus palabras y como hacen los niños de básica le quiso devolver la acusación en plan “Bota, bota y en tu culo explota”. ¡Menuda vergüenza! Carlos F., por su parte, le sacó el dedo a la madre de Iván, demostrando una vez más que es un ‘quillo’ maleducado e impresentable. Más vergüenza aún. ¡Pero qué tropa, señor mío!
De Ana y Mirentxu ni hablo. La primera que no es ni capaz de asumir sus errores y niega lo evidente, mintiendo hasta cuando miente. La otra no se merece ni una línea más por mi parte; su juego sucio y rastrero ya ha sido descubierto por todos, comenzando por Belén Rodríguez en la mañana de ayer y rematando al comienzo de la gala. Pero lo de Carlitos, el soldador envidioso y resentido, es de traca. Patética me resultó su apelación a la proporcionalidad de los votos, pero aún más que lo hiciera con voz temblorosa, frente sudorosa y mejillas casi enrojecidas, como si estuviera a punto de darle un pasmo. Aunque lo peor de todos estos es que son unos ignorantes, mucho peor aún que lo realmente fundamental en esta historia: su mal perder.
Pero vayamos al fondo de la cuestión. Carlos F. dice que no cree en los votos: “los respeto pero considero que el voto no es por mayoría sino por el que más dinero tiene (…) Si fuera un voto por persona sería una mayoría… de España”. Cuando acertadamente, y haciendo gala de una infinita paciencia, Milá le señala que si él estuviera dentro de la casa estaría encantado de que la audiencia votante pudiera hacerlo tantas veces como quisiera, su respuesta hace referencia a un numeroso grupo de seguidores de este blog: “Si estuviera dentro no sabría lo que hay fuera (…) una plataforma (…) soy consciente de lo que hay, pero considero de que no es un programa que sea por mayoría”. Aquí este individuo empieza a perder la conciencia y ya ni es capaz de construir las frases de forma mínimamente decente, así que mejor dejo de transcribir.
El argumento de Milá es impecable; efectivamente, si hay unas plataformas es porque se han formado, y lo han hecho libremente unos usuarios capaces de seducir a un grupo numeroso de personas que se han sumado a una acción conjunta con el fin de defender a un concursante. Ellos no han tenido plataforma alguna, y por algo será. No habrá sido ninguno lo suficientemente atractivo entre los seguidores del programa para que alguien tuviera la iniciativa y otros la secundaran. Es más, el hecho curioso se ha dado porque solamente ha habido plataforma ‘ivanista’ y ‘anti-ivanista’, siendo esta última, hasta nominalmente, más para ir en contra de los que apoyaban al concursante que contra este. Por la parte que me toca, solamente decir que tanto Carla como Pelusilla, usuarias de este blog desde hace años (en su anterior ubicación y la actual), han hecho una labor elemental de organizar a quienes tenían un interés común. Tan solo eso, y personalmente me siento honrado porque lo hayan decidido hacer una vez más aquí, cosa que nunca les podré agradecer lo suficiente.
Mirentxu abonaba entonces la teoría de Carlos F. sobre que quien tiene más dinero puede influir en el resultado de la votación. Pero vamos a ver, ¿de cuánto dinero estamos hablando? Ella dice que se cuenta por ahí (rumores sin fundamento a los que se acoge con tanta alegría como habló de la broma del disolvente) que alguien ha llegado a gastar mil setecientos euros para defender a un concursante. De nuevo hay que preguntar: ¿solo a uno? ¿es que los demás no pueden tener amigos o familiares que se gastan sus dineritos en apoyarle? Y lo dice la señora que no compra ropa (barata) en tiendas populares ni chocolate (barato) de supermercado. Pero analicemos esto bien, si la plataforma de la que hablan tiene mil quinientos miembros, por poner una cifra, y cada uno manda en la semana varios mensajes al día, estamos hablando de mucho más dinero que el mencionado. O sea, que una persona gastando esa cantidad tan alegremente dicha sería insuficiente para ganar una votación, teniendo una fuerza incomparablemente menor que un grupo organizado votando.
La teoría de que al ser la votación de pago (no olvidemos que esto es un negocio, casi todo lo es) el resultado está condicionado entra en contradicción con un dato tan definitivo como el arrojado durante toda esta edición por nuestra encuesta. Desde GH VII aprendimos que los mil primeros votos son decisivos en nuestras encuestas, llegando a clavar en muchos casos el resultado en porcentajes y al menos coincidiendo en la tendencia que luego determina el resultado final de los votos reales, los de pago. Como he contado más de una vez, es lo que podríamos llamar ‘conclusión Fer7‘, usuario que hizo tan interesante observación, que tenía especial interés en mirar con lupa nuestra encuesta por ser amigo de Pepe Herrero, el ganador de esa edición. Durante la presente mencioné este dato y lo llegué a contrastar en alguna ocasión las primeras semanas, para pronto atender al comentario de que una vez se conociera e hiciera esto popular podría perder su efectividad, porque el efecto que se estaba produciendo durante los días siguientes que tenía como consecuencia la modificación forzada de los resultados, apartándose estos de los reales, se podría adelantar dejando sin efecto la muestra de los mil o dos mil primeros votos, hasta el momento infalible. Y así ha continuado siendo. Solo sería roto este efecto en caso de que algún hecho relevante en la casa hiciera cambiar el sentido del voto en la mayoría.
Para que se den cuenta los que hablan del dinero y los votos, voy a detallar a continuación lo que ha dicho nuestra encuesta, en la que se puede votar una sola vez (es manipulable, como acabo de señalar, aunque se precise de un plazo de tiempo mayor que una hora, como también he explicado) y además gratis. Reflejaré aquí los resultados tras la primera hora de cada una de las encuestas de concursantes de pleno derecho expulsados de la casa diez. Encabeza cada dato el concursante que resultó expulsado, la fecha y el número de votos que se llevaban en el momento de hacer esta instantánea que siempre, repito siempre, coincidió con el resultado final, en algunos casos de forma casi milimétrica:
Gema [28.10.08] (1116 votos).- Gema 56% / Gisela 37% / Iván 7%
Carlos H. [11.11.08] (1029 votos).- Carlos H. 55% / Iván 6% / Liz 11% / Mirentxu 28%
Loli [18.11.08] (1179 votos).- Iván 23% / Loli 64% / Nany 13%
Nany [25.11.08] (1212 votos).- Iván 18% / Liz 11% / Nany 71%
Gisela [2.12.08] (1416 votos).- Gisela 62% / Iván 27% / Mirentxu 11%
Carlitos [9.12.08] (1821 votos).- Carlitos 69% / Liz 23% / Orlando 8%
Mirentxu [16.12.08] (1486 votos).- Almudena 39% / Julito 5% / Mirentxu 56%
Palomares [30.12.08] (1810 votos).- Julito 16% / Liz 32% / Orlando 16% / Palomares 36%
Julito [7.01.09] (1665 votos).- Almudena 40% / Iván 4% / Julito 56%
Como se puede observar, en todas nuestras encuestas, el resultado de la votación tras una hora (entre mil y dos mil votos) coincide con el resultado final, pudiéndose de esta forma averiguar mediante estos votos gratuitos quién será expulsado cada semana. Esto invalida por completo la teoría de la influencia del factor económico. Pero es que además es una burla y un insulto a la audiencia que se gasta su dinero en votar. He de confesar que este ha sido el primer Gran Hermano en el que he votado, y de forma importante además. Lo hice una semana, y fue para dejar en la casa a Almudena y ver fuera a Mirentxu. Fueron solo un puñado de votos que se sumaban a los de miles de personas modestas, que eligen libremente y sin ningún tipo de coerción gastar su dinero como les da la gana, de igual modo que otros se lo gastan en ropa cara o chocolate belga.
Lo decía al principio de este escrito, es lamentable que estos aguafiestas, asesinos de ilusiones, hayan conseguido que hoy estemos hablando de ellos en lugar de aquellos que limpia y honestamente se han ganado su paso a la final de GH X. Aunque en realidad quien les aguó la fiesta fue Julito, otro resentido que no ha tenido los arrestos para decirle a Liz en la cara lo mismo que parapetado tras una cámara fue capaz de decirle ayer. Durante su despedida, el autocalificado como bondadoso, el mismo que según salía de la sala de expulsión afirmaba que “siempre se van los que sufren”, o nada más llegar al plató añadió que “los buenos son los que están fuera”, le decía esto a Liz: “Eres amiga mía, pero solo decirte que parece que no rompes un plato pero rompes la vajilla completa, así que, por favor, quítate la máscara”. La cara de la dominicana se paralizó en ese preciso instante. Con Chiqui quiso ser más amable pero también le soltó la puyita de “que respetes un poco”. Con Iván hizo un remix de aquello que le dijo Gisela en su despedida sobre pedir perdón y la prepotente frase de Mirentxu: “pásame a otro”, igualmente sin un simple “por favor”. Solo estuvo amable completamente con Orlando, lo cual me temo que puede convertirse en un regalo envenenado para el feriante.
Esta desabrida despedida, que nos mostró a un Julito distinto del ’santo’ que quiso parecer en la casa, aparentemente preparada durante días porque dudo mucho que fuera capaz de improvisar esas palabras, hizo que los cuatro habitantes que aún permanecen en la casa recibieran la noticia de los dos finalistas y los nominados de esta semana con cara de pasmo, impasible el ademán (como rezaba cierto himno de funesta memoria). Todo esto les había sumido en una profunda tristeza, especialmente a una Liz a la que estuvieron durante mucho tiempo consolando primero Almudena y luego Iván. Orlando parecía no querer contagiarse de los males que le pudieran transmitir sus compañeros, razón por la cual le costó muchos minutos tanto consolar a Liz como felicitar a sus otros dos compañeros, dignos merecedores de su plaza de finalistas.
Con todo esto, la presencia de Dorothy y Leonia, las italianas, quedó en un absoluto segundo plano, siendo apenas destacable el interés que mostró esta última por aprender el villancico compuesto por los habitantes para una de las pruebas, ante el empeño mostrado por Chiqui, artífice de tan singular bienvenida. La trama de engaño que hubieron de urdir en minutos se resolvió por otro lado de la forma más lógica. En cuanto a las nominaciones, todo según lo previsto ayer por este gato previsor, excepto en las de Liz, como es costumbre. La más jugadora nominó a Iván y Orlando, lo cual terminó determinando que fueran nominados este y ella misma.
Debo terminar esta anotación especialmente extensa, lo cual justifica la intensa y follonera gala de anoche. No quiero hacerlo sin un comentario bastante personal y una observación que hice en privado justo en el momento que Julito hacía un daño tan importante a Liz durante la despedida que ya he narrado. Empiezo por esto último para decir que a mi juicio el expulsado, la tercera pata del ‘clan de la fregona’, que han sido castigados con la expulsión precisamente uno tras otro, le hizo anoche un flaco favor a Orlando. Creo que el contraste de sus amables palabras a este y la dureza de su comentario a Liz puede hacer que muchos se decanten por intentar salvar a la damnificada evitando que sea la última expulsada. Personalmente, la actitud de Orlando ayer me pareció despreciable, al no mostrar la más mínima alegría en el momento que les comunicaban a Iván y Almudena su pase definitivo a la final.
Y el comentario personal es sobre Mercedes Milá y será muy breve, casi telegráfico. Es una suerte tener a esta inmensa profesional defendiendo ‘nuestro’ programa. Ayer lo hizo de forma excepcional, consiguiendo que también eso fuera como un sueño para muchos aficionados. Este GH está siendo mágico y especial, y no hubiera sido posible sin ella. Tal como lo siento lo digo.
[Dejo vídeo con algunos de los momentos de más tensión anoche, durante el largo rifi-rafe entre concursantes ya expulsados del programa en semanas anteriores que atacan la esencia de Gran Hermano y Mercedes Milá defendiendo nuestro programa; vídeo que podéis encontrar también en MiTele, desde donde se puede llevar a cualquier blog o web, así como enviarlo a un teléfono móvil. También os recuerdo que podéis votar a este blog o a cualquiera de los existentes en esta casa en la elección del mejor blog, cuyo ranking se puede consultar aquí.]
El día de la gala
Nadie les había avisado de que la gala no sería ayer martes. Durante la tarde-noche hicieron lo mismo de siempre, estuvieron pendientes de la hora y cuando supusieron que tocaba se empezaron a vestir y preparar. Todos se pusieron sus mejores galas, aunque Orlando fuera quien menos se esmeró, quizá por no estar nominado esta semana. Hubo dos detalles que les estaban fallando, a pesar de lo cual en ningún momento contemplaron la posibilidad de que no hubiera gala ayer.
Iván gastó lo que le quedaba de fijador para el pelo, Almudena los últimos restos de maquillaje. Casi a las nueve y media solo les había extrañado, como digo, que no les hubieran avisado de que faltaba una hora para la gala, como hace siempre el ’súper’; también notaron que el logotipo del programa no se podía ver en los monitores de plasma del salón, como cada martes a esas horas. Cuando a Almudena le faltaba ponerse un adorno para el pelo, a modo de diadema, y Liz aún no había terminado de maquillarse, Julito fue al ‘confe’ a cambiar las pilas de la petaca de su micrófono. Es algo que hacen todos previo aviso antes de empezar cada gala, para que no haya la posibilidad de que a nadie se le agoten las pilas durante la misma. En ese momento se enteraron de que no había gala, si bien les avisaban de que no deshiciesen la maleta, como pista fundamental para que intuyeran la nueva fecha para la misma, que como sabemos hace días aquí fuera será hoy.
Pecaron de confiados, haciendo por propia iniciativa aquello que hacen siempre al ser avisados de ello. Me partía viendo las reacciones de todos, especialmente de Chiqui, que no paró de quejarse, preguntando por qué no les habían avisado antes. Se sentían como pardillos, y tanto Iván como Orlando fueron los que mejor encajaron la situación, tomándoselo a risa, que parece lo más pertinente en este caso. Risas y sana francachela, precisamente lo que ha caracterizado el paso por la casa de estos dos.
Entonces tocaba la vuelta atrás, quitarse los vestidos y ponerse de trapillo de nuevo, asumiendo que muchas personas habrían estado riéndose abiertamente mientras ellos se preparaban para una gala inexistente. Orlando, Almudena e Iván cambiaron los momentos presididos por esa temible sala de expulsiones, la sala de las puertas o la de confesiones para nominar, y las conexiones con Mercedes Milá, por una partida de parchís. Un poco más tarde eran de nuevo Iván y Almudena, en este caso con Julito como tercer acompañante, los que centraban la atención de la emisión en directo, en este caso en el dormitorio y con una graciosísima conversación en la que el modelo cántabro no paraba de provocar a la Chiqui, como buen liante que es. Está claro quiénes son los dos concursantes que han llevado el peso de la acción durante toda la edición.
En la conversación a la que me refiero, Iván puso en práctica aquello de sacar una verdad de una mentira. Empezó provocando a Almudena diciéndole que le gusta Julito, lo cual trajo el recuerdo de algunos momentos, como cuando tras una fiesta ella comentaba que se había dado cuatro besos con ese concursante (ayer eran solamente tres) y no le había gustado porque no había sentido nada. Tirando de ese hilo, Almudena termina confesando que esa misma tarde le había comido la oreja (literalmente, no en sentido figurado) a Julito, algo que fue aprovechado por Iván y el propio interesado para meterse con una Almudena que entraba al trapo, se hacía la ofendida pero al mismo tiempo se estaba divirtiendo no menos de lo que estábamos haciéndolo muchos al verlo.
Conversaciones como esta que relato, momentos así, son los que nos han hecho enamorarnos de estos dos. Para quien no sepa o no quiera entender las razones por las que les hemos defendido, solamente se me ocurre decirles que hemos pecado de egoístas, cosa que he de reconocer. Un egoísmo basado en nuestra propia conveniencia, la de espectadores caprichosos que prefieren ver buen humor y bromas, a un tiempo que cariño y sentimientos reales, en lugar de concursantes que solamente limpian, hacen de pinches de cocina y callan para no ofender. Hemos sido unos grandes interesados por defender a los que nos estaban dando lo que queremos. Y además nos han regalado su franca amistad llena de cariño, que les ha llevado a tener un trato de hermanos que da mucho gusto ver.
Esta noche tenemos la gran fiesta de cada semana, solo que esta vez será en miércoles y además ya solo nos quedan otras dos. Lo mejor es que intentemos no pensar en esto y disfrutar lo que nos ha de venir, aunque sabemos poco sobre ello. Por ejemplo, sabemos que recibirán la compañía de dos italianas, aunque no sabemos si formarán parte de la prueba semanal ni cuál será exactamente el papel que han de desempeñar en la casa. Por cierto, la nueva prueba aún no les ha sido planteada, después de que no les dieran por superada la de los animalitos. La leona, cucarachas, saltamontes, gusanos, hurones y cabras enanas no les dieron precisamente buena suerte. También sabemos, o suponemos, que nominarán, y eso es fijo que no sepamos cómo se va a resolver, casi tanto como que este osado gato haga sus particulares (al tiempo que baldías) previsiones.
Veamos, tras la expulsión de Julito o Almudena, según todos los indicios los dos contendientes que polarizan los votos de esta semana, quedarán solamente cuatro habitantes, es decir, en principio estamos ante ese momento en que nominan a dos, en lugar de a tres de sus compañeros. Esto es así para evitar que nominen a todos menos a sí mismos, en cuyo caso decidiría la puntuación que eligieran para cada uno de los tres, y aún así sería complicado no tenerlos a todos en la palestra en esta última nominación. Aclaro que estoy partiendo de la base de que las italianas no participan en el juego, que nominan esta noche y que estas serán nominaciones normales, lo cual reconozco es mucho suponer. Pero está bien que uno sepa tanto, o tan poco, como los propios concursantes, esos que ayer se maqueaban a la espera de la conexión con plató.
Si nominaran dando dos nombres (las razones hace tiempo que no cuentan apenas), podemos hacer el ejercicio de presuponer cuáles serán los concursantes excluidos por cada uno ellos, tanto en caso de ser Julito el expulsado como si lo fuera Almudena. En el primer caso las nominaciones podrían quedar así:
Almudena: Liz / Orlando
Iván: Liz / Orlando
Liz: Iván / Almudena
Orlando: Liz / Iván
En este caso tendríamos presumiblemente a Liz e Iván nominados, con lo cual podríamos componer una final entre Iván, Almudena y Orlando.
Por otra parte, si fuese Almudena la expulsada de esta noche, las cosas podrían quedar así:
Julito: Iván / Orlando
Iván: Julito / Liz
Liz: Iván / Julito
Orlando: Julito / Liz
En este otro supuesto veríamos como últimos nominados a Julito e Iván, lo cual significa que a la final podrían ir Iván, Orlando y Liz.
No perdamos de vista que estas son suposiciones hechas sobre una situación que ignoramos si será la que se produzca o no. En todo caso, me gustan las dos finales propuestas, al tiempo que este análisis nos permite evaluar la importancia que tiene la expulsión de esta noche. Como hemos visto, a la final podría ir Almudena pero no Julito, lo cual quiere decir que caso de resistir este último hoy sería para permanecer solamente una semana más en la casa, quedándose a las puertas de la final, mientras que para la cartagenera podríamos estar hablando de su probable paso a la final. Digo que me gustan las dos finales, a pesar de que preferiría ver al gigante y la cría llegar juntos hasta el final, la ‘estación Termini’ de esta aventura. Sucede que he descartado este sueño tantas veces, pensando en su imposibilidad, que ahora lo veo más como un regalo inmenso, el final perfecto de este apasionante e inolvidable Gran Hermano.
En la fiesta de esta noche nosotros decidimos quiénes llegarán al final de esta historia. En tus (nuestras) manos está que sea Julicristo, así denominado en un hallazgo humorístico de nuestros diarios comentaristas, o ‘la cría’. Me temo que aún no hay nada decidido, y aunque está claro que ninguno de los dos tiene oportunidad de ganar este concurso, personalmente no tengo duda de cuál merece tener ese modesto premio de llegar hasta el último día.
Hoy, por cierto, Mercedes tendrá que hacer un doble esfuerzo en el vestuario. La estilista de guardia Mayte Méndez de Vigo ha trabajado doble esta semana para vestirla de las Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla, con lo cual habrá cambio de modelo a mitad de programa. Esto será un motivo más para permanecer delante de la tele a las nueve y media de la noche y durante las cuatro horas siguientes. ¿Que no?
[Dejo nuevo vídeo en 3D, como siempre obra de AFFLECKDAVID, dedicado a todos los seguidores, familiares, concursantes, comentaristas y presentadores de Gran Hermano y que también puedes encontrar en MiTele, desde donde te lo puedes llevar a tu web o blog e incluso mandarlo por correo electrónico. También os recuerdo que podéis votar a este blog o a cualquier de los existentes en esta casa en la elección del mejor blog, cuyo ranking se puede consultar aquí.]
Los reyes son ellos
Hace casi mes y medio publiqué la tradicional carta a SS. MM. los Reyes Magos, esos que vienen de Oriente y traen aquellas cosas que cada uno desea, o por lo menos lo intentan. Era mi forma de desearle lo mejor a los concursantes, ironizando dentro de mis posibilidades sobre los mismos. Hoy quiero aprovechar esta moratoria de la gala, el motivo por el cual este martes no hay fiesta aún siendo precisamente festivo, y la cita semanal con Mercedes Milá la tendremos en esta ocasión un día más tarde, para convertir a los mismos concursantes en Reyes Magos.
Anoche hacían una fiesta y cada uno portaba una corona de plástico, poco más o menos como la que dan con el menú infantil de cierta cadena de hamburgueserías. Les veía en torno a la mesa del comedor, bebiendo vodka mientras jugaban a beber vodka, y pensaba que realmente los reyes son ellos. Son los que nos han traído durante cuatro meses el entretenimiento que a muchos más nos gusta, el motivo de reunión que no olvidaremos durante el resto del año, la costumbre de venir aquí a compartir esto con tantos amigos, la gozosa experiencia de poder abusar de la generosidad de unos concursantes que se exponen día y noche para que veamos sus miserias tanto como sus momentos de gloria. Ellos son los que me traen cada año mi regalo preferido, el que más quiero. Un regalo que a muchos nos ha dado mucho más, que nos ha hecho conocer gente maravillosa, que ha contribuido a cambiar nuestras vidas de algún modo.
Lo que pedí entonces para ellos fue lo siguiente (he incluido a Palomares para dejar los seis últimos que habitaron la casa de Guadalix de la Sierra):
Almudena: Para ella pido un book hecho por un fotógrafo profesional. El catálogo completo de Victoria’s Secret. Y una réplica del brazo de Julito, para que siga acariciando. Aunque más le deseo un novio al que dé todo el amor del mundo y sea debidamente correspondida.
Iván: Un contrato como monologuista, una madrugada para él solo (y nosotros, si eso), un plumas nuevo porque el suyo lo está desgastando bien, un Orlando para su jacuzzi y una Almudena que le enseñe siempre la ‘cara B’. Ah, y una linterna, por si un día su luz falla.
Julito: Una vida adulta de verdad. Unos calzoncillos nuevos para sus momentos de stripper doméstico. Y suerte en las oposiciones, aunque por si acaso que le traigan un kit policial de fiesta, con porra de regaliz y esposas de plástico.
Liz: Una amiga que no le tenga envidia.
Orlando: Un saco de la risa, por si algún día se le entristece el rictus. Una feria sin vanidades, en la que aprenda a diferenciar entre los buenos y los malos. Y una relación (he dicho relación, no felación) seria, como la que él desea.
Palomares: Una escoba mágica con la que barriera tanta tramoya como parece esconder su auténtica personalidad. Un abrillantador para sus ideas. Un desincrustante con el que lograse eliminar las barreras que le impiden portarse bien con quien lo merece. Y el resto del kit para que limpie su conciencia.
Pues bien, ahora lo que pretendo es destacar aquellos regalos que ellos nos han ido haciendo, bien es cierto que algunos envenenados para ellos mismos porque con ciertas actitudes lo único que pueden llegar a hacer es minar su popularidad y perder la oportunidad de llevarse el botín y salir el último de la casa. Estas son las cosas que nos han dado los finalistas, según lo ve este gato escribidor.
Iván: El urogallo que canta de madrugada, un león que ruge para dentro, animal amante de los animales, ha sido el que más nos ha dado a todos.
Cuando leo o escucho decir que Iván ha discutido con todos los de la casa, pienso en la frase de Goebbels que dice: “Una mentira, repetida mil veces, se convierte en verdad”. El experto en propaganda del nazismo lo sabía bien, de igual modo que lo intuyen algunos de los que nos intentan confundir con esto. Lo cierto es que este concursante no ha discutido con toda la casa, y si acaso sería que todos en la casa habrían discutido con él. Está claro que en una competición como esta, donde un maletín con 300 mil euros está en juego, algunos piensan que todo vale. También lo está que cuando alguien destaca y se puede comprobar que es salvado una y otra vez por la audiencia votante, es fácil rendirse a la tentación de ir contra él, y qué mejor manera podrían encontrar si no es provocando discusiones con ese concursante.
Me hace gracia la retórica de quien manipula algo para luego denunciar que está manipulado. Es como aquel locutor de radio que introdujo unos infiltrados en la elaboración del EGM (Estudio General de Medios, la más importante fuente de información sobre audiencias en la que se basan los publicistas españoles) con la orden de manipular y falsear los datos de sus estudios, para luego poder denunciar que dichos estudios no son fiables por ser fácilmente manipulables. Pero vamos a ver, un poco de buena fe, por favor. No se puede provocar discusiones permanentemente con alguien para luego acusarle de haber discutido mucho.
La acusación de ser vago y no colaborar suficientemente en las labores de la casa no es falsa pero sí tendenciosa. Porque claro, a muchos nos gustaría que quienes hacen tal acusación nos dijeran si son capaces de evaluar lo que ha contribuido este concursante en las labores domésticas en comparación con otros concursantes, cuyos nombres podría enumerar de forma inmediata, y lo haré. O es que acaso Iván no ha limpiado más que Loli (siempre en la cama), o Gisela (permanentemente pegada a su planchadora del pelo), o Nany (anda, me han salido las tres doñas), por poner unos ejemplos.
El argumento es además especialmente perverso si es utilizado por un ex concursante, ya que basta con intentar evitar que alguien aporte su trabajo en dichas labores para luego poder formular una acusación como esta. He visto a Iván intentar meterse a colaborar en el trabajo de la cocina infinidad de veces, siendo rechazado por quienes la tenían ocupada. En un principio fueron Carlos y Carlitos, luego los Julja de los pelendengues, con perdón. A estos incluso les planteó seriamente la posibilidad de repartir la limpieza entre todos, cosa que hizo de forma argumentada y entendible, pero le dijeron que no. Está claro, ¿no? No fuera a ser que perdieran la ocasión de presumir de ser los desgraciados que limpian la casa para el bien común. Qué buenos son, por humanidad, es que se parten de puro buenos.
Tenemos asumido que no nos ha regalado con su talento limpiador y tampoco ha brillado como cocinero, mientras sí nos brindaba la posibilidad de ver llenar minutos televisivos participando en discusiones que él alargaba en interminables y a menudo insoportables charlas, muchas veces monólogos que chocaban con una pared llamada Orlando. A cambio, nos hizo disfrutar de sus noches de urogallo, sus relatos de instantes vividos contados como una ensoñación capaz de atraparnos a muchos. Nos mostró su cariño y generosidad para con todos aquellos que podían estar pasándolo mal, o la inocencia de quien desconoce el propio funcionamiento del programa, así como de la pulsión de sus participantes. Iván nos ha regalado su entusiasmo por vivir cada minuto de esta experiencia como si fuera el último, sin ni una sola racanería. E incluso cuando discutió fue siempre respetuoso y hasta diría que amable con sus oponentes, los mismos a los que ahora recuerda con mucha mejor intención que ellos tienen hacia él.
El regalo de este pirata soñador ha sido tan grande para muchos soñadores que moramos aquí fuera, que desde muy pronto vivimos la ilusión de que esta vez era posible. Esta vez podría ser que uno de los más políticamente incorrectos, uno de los más canallas y crápulas que han pasado por allí, pudiera ganar el concurso. Y esto es por una cosa muy simple, y es que el pirata es un tipo íntegro que tras su planta de modelo esconde un alma sensible como pocas, de igual forma que tras el jacuzzi de su casa o su lujoso coche encontramos un perdedor que así se siente por no haber podido cumplir su sueño de seguir viviendo con la inmensa felicidad que le procuraba su antigua novia. Una brecha aún no cerrada y por la que le hemos visto sangrar en ocasiones.
Es un regalo demasiado inmenso como para no merecer el premio final.
Almudena: En contraste con el amplio espacio que le he dedicado al concursante anterior, en este caso me bastará con un solo párrafo, quizá dos. Almudena es una concursante con pocas dobleces, lo cual hace que sea poco atractiva para este presunto analista. Todo lo que hay lo tiene a la vista y nos lo ofrece con una generosidad digna de encomio. Su regalo para nosotros ha sido precisamente ese. No he conocido ni un solo concursante en las diez ediciones habidas tan poco preocupado por como fuera el público a aceptar su forma de ser. Eso la ha hecho ser tan de verdad que muchas veces hasta parecía que dolía.
Chiqui nos ha regalado su desinhibición a la hora de acercarse a los hombres y ser capaz de enamorarse (por así decirlo) hasta de una voz. Pero sobre todo, nos ha regalado su infinita capacidad de dar cariño, cosa que hizo con Gisela (su princesita) e Iván fundamentalmente, pero también con muchos otros, incluso algunos como Ana con quienes no se había llevado precisamente bien. Es una lástima que solamente se vea su arranque muchas veces ofensivo y casi siempre formalmente ordinario, en lugar de escarbar un poco y llegar a observar su gran generosidad a la hora de darle todo su cariño a los demás, el aguante que tuvo siempre con las bromas, la gran capacidad para divertirse, o el proyecto de superación que ha debido ser su más claro triunfo en la vida.
También es demasiado como para que algunos locos no deseemos verla en la final, junto al gigante con quien tanto compartió.
Liz: Escueto era mi deseo en la ocasión anterior, y así lo va a ser esta vez. La Barbie Malibú, princesa rubia que dice Senador, nos ha regalado unas briznas de estrategia. Ella entendió el juego tal y como está planteado, cogiendo sus cartas e intentando componer siempre una jugada ganadora. Con esto demostró que se puede jugar las cartas que nos ponen en la mano sin traicionar a nadie y manteniendo la fidelidad hacia los cercanos y queridos. Esto la hizo especial en un Gran Hermano donde apenas vimos talentos jugadores, después de que en Gisela terminaran pesando más otras cosas que su supuesto perfil de jugadora de póquer.
Aunque, a decir verdad, lo que más nos ha regalado Liz ha sido la vista. Y solamente por eso muchos la recordaremos con agrado y simpatía.
Orlando: Hace unos días me propuse defender a este concursante, que nos ha dejado en estos meses la sensación de equivocarse poco, sabiendo divertirse como el que más en las fiestas mientras tenía siempre un trato amable con todos. Pero bien pensado sería capaz de recordar más de una cosa que explica mi recelo hacia él durante todo este tiempo.
Los primeros días de convivencia dio alguna pista cuando contó aquello de que no tiene sexo nunca con una mujer que primero de todo no hace sexo oral con él. Luego confesó que cortaría una relación con su pareja si esta visitara un local de striptease masculino. No me cuadraba nada una cosa con la otra, ni con su vida casi de joven titiritero.
Esta misma semana ha pecado de bocazas, revelando a Julito que Liz le nominó, teóricamente sin mala intención. Este chaval no se ha enterado de casi nada nunca, y cuando se entera de algo no sabe qué hacer con ello. Aunque lo peor que hemos visto en él ha sido algo similar a lo que decía en el texto pasado sobre Palomares, su indefinición, la tan comentada tibieza. También su demostrada escasa capacidad afectiva, de la que también he hablado en muchas ocasiones.
¿Qué nos ha regalado Orlando? Aparte de su agradable físico, una presencia siempre motivante para muy buena parte de la audiencia, su principal regalo ha sido ser capaz de resultar siempre suficientemente poco estridente como para llegar hasta aquí. Es de esos que se terminan colando en la final sin que uno sea capaz de decir prácticamente nada negativo de él.
Julito: Su bondad. Nos ha regalado su bondad infinita. Su pulcra, impoluta y casi ingrávida perfección cuasi sagrada. ¿Qué más se puede pedir?
Y ya. Buenos reyes.
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Virgen de la Candelaria, ¿por qué me han hecho tan bueno?
No ha parado de repetirlo desde el pasado martes: “Soy Julito el de casa, Julito el de siempre, el dicharachero”. Es como una letanía, ignoro si recitada con la intención de espantar los malos augurios, que los ha de tener. Julito piensa que se marchará esta semana, supongo que él creerá que mañana aunque nosotros sabemos que la gala será en este caso el miércoles. Cada uno gestiona los que considera sus últimos cartuchos como puede y sabe, y el chicharrero ha decidido encomendarse a la Virgen de la Candelaria, aparte de otras instancias superiores que incorpora a su discurso de forma más o menos improvisada.
Ya sabemos que no se trata del más espabilado que ha pasado por esa casa. Ayer mismo, Julito lo demostraba al poner auténtica cara de esfuerzo mientras jugaba al parchís, como todo el mundo sabe un juego de mesa para el que hay que tener una preparación importante y que requiere un esfuerzo intelectual de gran calado. Le ganaron varias veces, supongo que porque está llamado a cosas algo más sencillas. Dentro de sus limitaciones, el simple hecho de que se haya compuesto un discurso para repetirlo de forma insistente dice mucho de lo que es un ser humano capaz de hacer llegado el momento decisivo, ante una disyuntiva importante en su vida. Para ‘el de casa’, ese concursante que salía por primera vez de su pueblo, que describía el lugar donde se alojó a su llegada a Madrid para la fase final de castings como “donde la salida del metro, que hay una tienda de Vodafone y una de ‘chuches’, que hay muy cerca una discoteca”, el permanecer en el juego sería un regalo del cielo (nunca mejor dicho), además de un modo único de refrendar que su virgen está con él.
Digo que piensa en su salida esta semana porque no cabe otra opción en quien ha ido viendo como salían todos sus aliados y, lo que es más importante, aquellos que de alguna forma se enfrentaban a un concursante en torno al cual ha girado esta edición, algo en lo que podemos coincidir todos. Cualquiera de nosotros pensaría lo mismo, si vemos salir a todos los que lo hicieron, enemigos declarados de Iván, y después incluso a los más cercanos, aunque no hubieran tenido nunca roce alguno con ese concursante, tal es el caso de Palomares. Pensémoslo bien, Carlos H. era un opuesto cuya enemistad trasladó a la casa desde fuera, y cayó de los primeros. Loli hizo lo propio justo la semana que se había enfrentado a Iván en sendas broncas durante la prueba del baile, precisamente lo mismo que pasó con Gisela y su corregida tentación con el tenedor.
De su grupo, la que primero desfiló camino de su auténtica casa fue Mirentxu, con quien Iván había tenido un antiguo roce en la casa vieja, imposible de superar por ella, según demostró durante los siguientes tres meses. Después salía Palomares, cuya educación (según aducía anoche en el debate) le había impedido entrar en discusiones, evitando las propias y aún mucho más las ajenas. Toda lógica indica que Julito sería el siguiente, máxime teniendo en cuenta que en caso de producirse su expulsión este miércoles quedarían en la casa aquellos que han estado siempre unidos alrededor de la figura de Iván.
Es supuestamente tras hacer este análisis, cuando Julito empieza a repetir que es “el de casa…”, encomendándose a la Candelaria y hasta comparándose con Jesucristo. ¡Válgame el cielo! Hay que ver, las cosas tan raras a las que acuden algunos. La otra noche le decía a Almudena cosas como estas: “He cometido fallos porque no soy perfecto… Pero siempre he sido yo… A Dios lo crucificaron y también fue una persona buena y dijo: ‘Perdónalos, Padre, porque no saben lo que hacen…’ La única que está conmigo es la Virgen de la Candelaria, que vino conmigo en la camiseta y se irá conmigo”. La cartagenera no pudo aguantar que fuera más allá y le cortó el discurso mariano ipso facto. Aparte de la falta de pudor para compararse con Jesús, este endiosado concursante vuelve a errar al señalarse a sí mismo como un bendito, el más bueno, quien hace cosas que no haría nadie de lo puro bueno que es. Es para pasmar, no me digáis que no.
Liz aguanta a duras penas los anonadantes discursos de quien la salvó de estar nominada esta semana, y ha terminado por dejar de hablar con él. El detonante fue que en el amago de fiesta, trasladada esta semana al sábado (ayer tuvieron el pase de la película ‘Amélie’), el canario le levantó la falda a la dominicana, y esta dice que ya está bien. “Si está salido que espere a salir de aquí porque a mí no me mete más mano”, dice Liz, añadiendo: “Ahora está con el aislamiento y el arrinconamiento… Quiero que se termine esta mierda, no tengo ganas de aguantar este victimismo y esta vaina”. Ese es el otro argumento elegido por Julito, “estoy solo en la casa, me encuentro solo…”, como una segunda letanía sobrepuesta a la anterior. Liz le dijo la frase definitiva hace unos días: “Tú no eres nadie, Julito”.
Julito le tiene un miedo tremendo a salir esta semana, aun cuando piense que es la opción más probable. Lo demuestra que cuando Milá anunció la entrada de compañía en los próximos días, acompañando sus palabras con las imágenes de una italiana, aunque mirando bien se puede concluir que serán dos, pregunta si entrará como concursante. Cuando Iván le dice que es posible, a Julito parece no hacerle ninguna gracia, a pesar de que el modelo insiste en que no ve problema alguno en que se incorpore alguien ahora que fuera a concursar, ocupando el lugar de Ana. Tanto miedo le tiene que probablemente ha pensado en cuales eran los argumentos que alguna vez han defendido otros para intentar explicarse el apoyo dispensado a Iván fuera de la casa. El más sólido fue siempre el que el haber estado enfrentado a casi todos le podía hacer granjearse la simpatía de la mayoría del público.
Carlitos fue el primero que enunció esa teoría, probablemente asumida por Julito como una opción indiscutible, no por dogmático sino porque tampoco llega para mucho más, y mucho menos para elaborar teorías. Lo que sí parece haber podido es asumir todo esto, y darse cuenta que era la hora de intentar dar la vuelta a la tortilla. ¿No está ahora Iván rodeado mayoritariamente de los suyos? Pues digamos que estoy solo, puede haber pensado. Esto, añadido a la identificación religiosa de carácter local, puede estarle funcionando medio bien, estando algo así como empatado en votos, según parece, con alguien que hace bien poco le hubiera ganado de forma tan amplia como cómoda. Me estoy refiriendo a Almudena, con la que supuestamente se debate en una votación más igualada que nunca. Según los porcentajes ciegos que conocimos anoche, los dos más votados se guardan una distancia de solo dos puntos: 47,5% y 45,4%; con el nominado comparsa de esta semana que tendría el 7,1% restante.
Recapitulando, el ‘método Julito‘ consiste en cantarle de forma insistente a la virgen local, exhibiendo siempre que puede una camiseta a modo de estampita a la que besa como si lo fuera, al tiempo que afirma encontrarse solo. Si esto lo aderezamos con el gesto caritativo necesario, consistente en salvar de la nominación a una compañera en lugar de a sí mismo, tenemos el cuadro completo, listo para la hagiografía de un posible ganador de Gran Hermano. Un ganador beatificable, además. Pero mucho me temo que con tan burdas maniobras no se gana ni al tute. Su nueva y beata imagen hace aguas por todas partes, empezando por su milagro principal, el acto heroico y generoso de salvar a Liz de estar nominada esta semana.
Resulta que minutos antes de comunicar en directo a Mercedes Milá que elegía a Liz para cumplir su privilegio de poder salvar a uno de los nominados, Julito había dicho en el ‘confe’ que a lo mejor era preferible salvarse a sí mismo para evitar conflictos. Estoy convencido de que así lo habría hecho, caso de haberle preguntado en ese momento, o más tarde pero siempre y cuando la decisión la hubiera tenido que comunicar en ese entorno privado que es la sala de confesiones. Al tenerla que comunicar frente a sus compañeros hizo temblar la voz y aderezó su decisión con ese tratamiento autohagiográfico tan curioso.
Esto que cuento puede hacer perder toda esperanza al santo Julito. Solamente le falta decir: “Virgen de la Candelaria, ¿por qué me han hecho tan bueno? Este concursante es el último de los impostores que han pasado por una edición en la que ha habido más falsetes que en un disco de Chipper. Si tiene mala prensa hacer alarde de la caridad propia mucho más ha de tenerla si lo que se pretende es quedar por encima de todo el mundo como el más virtuoso, honrado, benévolo, humano, magnífico, caritativo, sensible, sencillo, ventajoso, candoroso, bienhechor, recto, justo, piadoso, cándido y divertido. Esto es precisamente lo que ha hecho Julito desde el martes. Además de aislarse con esfuerzo, como la otra noche cuando todos los demás se levantaban a prepararse una tortilla de patatas, y a pesar de la insistencia decidía quedarse en la cama. Minutos después terminaba levantándose, no pudiendo mantener tan dura exigencia de su autoimpuesto guión.
En realidad todos están solos ya, si bien es cierto que Iván disfruta ahora de la compañía de Almudena, Orlando y Liz, en una relación entre competidores que de momento se manifiesta siempre dentro de los límites de la lealtad. Utilizando los términos que hemos escuchado al propio Iván alguna vez diríamos que nadie adelanta a los demás por la derecha. Pero al ser cinco se nota ya que hay muchos huecos sin llenar, como cuando vemos a todos cabiendo en el jacuzzi. Esto ha sido paliado de algún modo con la compañía animal de la que ya hablamos en la anterior anotación. Las últimas en llegar han sido las cabras enanas Borja Mari (20 días de edad) y Dieguito (nada menos que un mes).
Al rato de conocerlas, Chiqui había rebautizado a las cabritas (qué mal suena así dicho), a las que llamaba Miguelito y Negrita. Mientras tanto, Orlando mostraba una mano especialmente hábil con los animales, enseñándoles rápidamente a obedecer. Con estas ha tenido mejor suerte que con ese hurón “asesino en serie”, según propia definición, mordiendo todo el rato al feriante. El resto del tiempo, cuando no han estado con los animales, lo han pasado durmiendo o con ese ejercicio un tanto cansino de hacerse bromas, tirarse agua y demás, aunque ya les han avisado de que no lo deben hacer si llevan el micrófono puesto, porque parece que alguno no ha sobrevivido a la batalla.
Pero la semana que hoy empieza tendrán compañía, concretamente dos italianas que estoy seguro les sacarán del tedio y el impulso nostálgico. Cuando entren quedarán apenas dos semanas, tan solo eso. Me da que a algunos no nos servirá la compañía que les hagan las italianas, y viviremos el tiempo que resta inevitablemente sumidos en la nostalgia, rebelándonos contra el fin de esto. Excepción hecha del beato, no me sobra ninguno de los habitantes que quedan en la casa, y no quiero ver salir a nadie más.
[Que los Reyes sean buenos con todos vosotros, mañana nos lo contamos. Antes de eso, hoy a las 12.30, Javier Palomares te responde en un nuevo Encuentro digital, para el que puedes dejar ya tus preguntas. Dejo cartelera, con Julito dando un ultimátum. Por último, os recuerdo que podéis votar a este blog o a cualquiera de los existentes en esta casa en la elección del mejor blog, cuyo ranking se puede consultar aquí.]
La casa de las fieras, el de la casa y uno que pasaba por allí
Si hacemos recuento de animales, en esta edición hemos tenido ya un loro (Ivanchu, residente en la casa nueva desde el primer día), tres ovejas, una burra (Casandra), un cachorro de leona (Amanda), cinco hurones domésticos (uno por concursante, Liz ha bautizado al suyo Palomares), unas 990 cucarachas y miles de gusanos (perdí la cuenta en los 2.900). Por último, se incorporarán en breve dos cabras enanas, ignoro si con la intención de ocupar el lugar dejado tras la salida de Ana. Eso sin contar algún lirón, un pulpo, más de una arpía y alguna que otra especie que ni me atrevo a mencionar. Esto más se parece a una reserva animal, o como llamaban al viejo y desaparecido zoológico del Parque del Retiro en Madrid, una ‘Casa de Fieras‘.
Bien es verdad que las fieras están muy mansas últimamente. Llegados a este punto del programa, se produce siempre el mismo tipo de brote nostálgico que hace a los habitantes de la casa de Guadalix sumirse en una intermitente tristeza, incrementada día a día hasta el punto de empezar a recordar con frecuencia cada vez mayor todo tipo de situaciones vividas. Se llegarán a acordar hasta de Germán, que ahora parece perdido y medio anulado en otro programa que no parece precisamente hecho para él. Casi todo lo recordarán, además, con generosidad, hasta probablemente echar de menos las broncas, que animan una convivencia tanto como inevitables resultan siempre.
Aunque estos días han pasado de contar anélidos y blatodeos, además de disfrutar de la compañía de ese poderoso felino con tamaño de peluche, a celebrar el fin de año. Lo primero lo han hecho con resignación, ya que es una parte de la prueba semanal tan asquerosa que se quitaban las ganas de mirar la ‘ventanita’. Afortunadamente había ocasiones en que el plano se centraba en la pequeña leona, que admite miles de planos a poco que se espabile. Lo segundo lo hicieron con tanto empeño que en algún momento terminamos viendo al felino para evitar tener que codificar la emisión. La desinhibición de Almudena ante un Julito que una vez liberado del yugo de Mirentxu recuperó su faceta de stripper, nos trajo el momento más encendido de la noche, justo cuando el canario le hacía uno de esos lap dance en los que el espectador no puede tocar al bailarín, lo cual no fue seguido por Chiqui de forma demasiado estricta.
Las consecuencias de la fiesta las pudimos observar ayer, día en que el panorama de la casa no desentonaba mucho con el de otros muchos hogares en los que la resaca y el aturdimiento reinan siempre durante casi todo el primero de año. Para ellos fue un día en el que estuvieron asociados de forma inseparable a los hurones, de los que no se podían separar hasta la noche. Y nada más separarse del mustélido desfilaron hasta la cama de forma temprana. Liz y el “ave nocturna” Iván fueron los primeros en acostarse, no tardando mucho Orlando, Julito y poco más tarde Almudena. Claro que la cabra tira al monte (cabras humanas, que no enanas, en este caso) y el nocturno hizo gala de ello levantándose pronto a deambular por la casa, imagino que fumando un cigarrillo en soledad, como ha hecho otras veces.
Tan ‘petados’ estaban que por la mañana tuvieron que ponerles la zanahoria delante (como a los burritos) de un chocolate con churros para desayunar, porque de otro modo posiblemente no se hubieran levantado hasta la tarde, aunque también es cierto que tras el desayuno volvieron a la cama de nuevo. No sé si les afectó más la juerga o contar gusanos, algo que no fue capaz de hacer Liz y tuvieron que suplirla en la labor, naturalmente con la autorización del ’super’. Liz no podía contar, menos mal que no les pidieron hacer de sexadores de gusanos. Eso sí, los primeros treinta se llevaron las inestimables caricias de los habitantes de Gran Hermano, algo que difícilmente podrán olvidar.
Como digo, el momento estrella de la noche fue cuando Almudena decidió no cortarse un pelo, abriendo el calzoncillo (blanco y no amarillo esta vez) de Julito para meterle dentro un hielo que llevaba en la boca, comprobando luego que el hielo continuaba dentro hasta derretirse. En la parte que no vimos parece que el canario perdió su ropa interior y la cartagenera le mordió los pezones. Que luego no se diga, esto es mejor que un documental de animales en ‘La 2′. Chiqui es así y así se muestra, lo cual es lo mejor de ella, casi su único bagaje. Bueno, en su equipaje vital también porta un corazón enorme, que deja ver solo cuando modera sus formas y abandona la sempiterna pretensión de llamar la atención, probablemente relacionada con su escaso tamaño. No creo que nos demos realmente cuenta de hasta qué punto puede ser una gran dificultad ser bajito, y si no que se lo digan a los chinos, donde hasta hace poco exigían una estatura mínima en casi todos los trabajos, incluso para ser juez.
En esa casa de las fieras hay un habitante que se autocalifica como “el de casa”. Se trata de Julito, y su frase está siendo ya motivo de burla entre sus compañeros. Julito ‘Corazón de León’, como le llama Tomás Blanco (al que devuelvo el saludo desde aquí y le deseo un buen año), ese que habla con el corazón en la mano, el mismo que le lleva por la senda de la generosidad. Es tan caritativo que hasta parece una caricatura, no creo que sea fácil llevar hasta el límite que él lleva la autoimposición del marchamo de bueno, como escribiera Machado en su ‘Retrato’: “en el buen sentido de la palabra bueno”. Tras la cena de Nochevieja le daba la brasa con esto a Liz: “Yo soy Julito el de casa. Julito el de siempre. Y los que no me quieran que se jodan”. Ahí se le fue un poco el discurso, no es tan de ser bueno desearle el mal a nadie. Pero lo suplía con toda la emoción del mundo pegada a su garganta.
Liz estuvo inmensa el miércoles por la noche. En la conversación que relato, Julito hace una exaltación de las madres y los padres, al menos de los suyos. “Tengo dos personas que siempre están aquí, que son mi padre y mi madre. Que nunca me van a fallar”. Liz le intenta desengañar entonces: “Las madres suelen fallar”, le dice. No creo que se dejara llevar tanto por su experiencia personal como por la necesidad de llevarle la contraria cuando se pone histriónicamente emotivo. Antes de esto le había metido Liz un rejón de fuego a Orlando. Fue durante los brindis que hicieron todos, en donde parecía Miss República Dominicana, o algo así, dedicando el suyo a todo lo habido y por haber, tipo “paz en el mundo” o similar. Llegado el momento le soltó a Orlando: “A ti no, que todo te da igual”. El feriante, que pasaba por allí, se enfadó por esto, si bien había explicado antes que las fechas navideñas no tienen una especial significación para él. Digamos que no le resultan emotivas, o sea, como todo lo demás. No en vano tengo dicho que este concursante es un “deficiente emocional”.
Puestos a elegir entre el de la casa y el que pasaba por allí, me quedo con este último. Ya sé que no están en liza los dos esta semana, puesto que Orlando se salvó de la nominación desde el principio, pero los dos me han tenido durante buena parte de estos meses en la duda, debatiéndome entre el desinterés y la simpatía. Hoy en día, Julito ha perdido en simpatía ganando en desinterés, justo lo contrario que me ha pasado con Orlando. Las razones no siempre son claras y mucho menos explicarlas. Como decía Carlos Luis Álvarez ‘Cándido’: “Las palabras ensombrecen los pensamientos”, y ese es el mayor enemigo de quien se supone un cronista, aunque yo prefiero lo de analista, con bata blanca incluida. Siguiendo el argumento de hoy, entomólogo aficionado que gusta de mirar de cerca cada movimiento de sus insectos en el laboratorio. Valga el símil.
Julito ha pasado de su condición de ‘pulpo’ a la de ‘Corazón de León’ en tres meses y medio. Entre medias hacía que ayudaba en la cocina y la limpieza de la casa, aunque poco ha debido aprender de ambas labores. Basta con comprobar que Palomares aprendió a hacer croquetas, y hasta hizo una paella vísperas de su expulsión. Por su parte, Julito no se ha vuelto a meter apenas en la cocina, llevando Almudena a partir de ahora el peso mayor de esa labor. En cuanto a la limpieza sigue destacando por ello, lo cual no quiere decir que sepa realmente limpiar ni que sea realmente útil tanto esfuerzo. El otro día le veía pasando por el lavabo la misma bayeta con la que había limpiado el retrete, lo cual es más bien contraproducente, por así decirlo. Si esto fuera un concurso de limpiadores tampoco lo iba a ganar, mucho me temo.
Pero resulta que no lo es, y por tanto su esfuerzo ha sido en vano. Se puede decir sin engañar a nadie que ha contribuido más a mantener la casa limpia que otros como Iván, al que ahora llaman vago tras fracasar estrepitosamente las acusaciones de egoísta y prepotente. También es cierto que una labor como esa es importante para la buena convivencia, pero siempre y cuando no se venga a pregonar, esforzándose en transmitir el mensaje de que “nosotros somos los humildes trabajadores” mientras otros descansan o se remojan en el jacuzzi. Es como el caritativo al que le urge comunicar lo generoso que ha sido, en cuyo caso no se trata de la expresión sincera de un sentimiento sino más bien de una inversión en la que la propia imagen es la beneficiaria.
Esto es lo que me ha fallado en Julito, que haya sido evidenciado por actitudes como la del martes pasado, cuando tras salvar a Liz en lugar de a él mismo, insiste tanto en su buen corazón, da por supuesto que quienes le abuchean en plató (¡qué mala costumbre! deberían erradicarla) no habrían hecho lo mismo porque no son capaces, no son “Julito el de casa”, el que tiene “un corazón enorme”. De igual forma que se descubre al decirle a Liz que además se ha dado cuenta de que a los otros dos nominados les han abucheado y a él no. Julito se ha visto ganador, dueño de la casa en el momento final, y no saldrá del error hasta verse fuera de allí. Sus actos han quedado retratados como una campaña personal continua, que además de poco natural se me antoja excesivamente torpe.
Por su parte, Orlando ha ido ganando puntos en mi modesta opinión, hasta llegar a no molestarme tanto su falta de definición o su tibieza. Es tibio, sí, no hay que negarlo. Además, tiene una dificultad clara a la hora de manifestar sus sentimientos, lo cual me deja frío muchas veces, si bien me ha tranquilizado en ese sentido verle emocionado ante la expulsión de Carlitos, o llorando desconsoladamente leyendo la tarjeta de felicitación en Nochebuena. Ahora me inclino a pensar que cuando escucha a Iván y apenas cambia el gesto de la cara, al tiempo que no dice ni palabra, como si estuviera absorto en otra idea, posiblemente es porque está de acuerdo y no hay nada que le inspire hacer comentario alguno.
También pienso que su forma de expresar el apoyo, o hasta el cariño hacia una persona, es diferente al que podemos ver en otros. Orlando lo puede hacer simplemente estando. Su presencia, la forma en que ha hecho compañía durante horas, ya fuera en el jacuzzi, en el rincón de pensar o en los sofás del salón, a Iván y Almudena, ha sido una expresión inequívoca de fidelidad. También lo ha sido que casi no haya dado ni un paso atrás a la hora de nominar, siendo fiel a los suyos e incluso coincidiendo muchas veces con las nominaciones de Iván. Es un tío tan frío, que cuando le veo chocar su cabeza mientras abraza sonriente (esto es casi permanente en él) a Iván, me llego a sobrecoger de la emoción. Y además, es un canalla de primera en las fiestas, probablemente el número uno, el más impenitente, manteniendo el listón arriba siempre. Todas estas cosas son por las que ha ido el feriante sumando puntos para este gato.
[El pasado mes de diciembre hemos batido todos los récords en este blog, desde el número de comentarios (estamos a punto de llegar a los 200.000 desde que empezamos) al tráfico generado, que ha superado (según las estadísticas no oficiales que manejo) los tres millones de páginas vistas (concretamente 3.137.845), lo cual no hubiera sido posible sin todos vosotros. Os recuerdo que podéis votar a este blog o a cualquiera de los existentes en esta casa en la elección del mejor blog, cuyo ranking se puede consultar aquí.]
Ni una mala palabra
La noche de ayer comenzó como algunos habíamos soñado. No le faltaba razón a Iván cuando decía la Nochebuena pasada que “Gran Hermano es una fábrica de hacer felices a las personas”. Esta nueva máquina de los sueños, como se calificó a Hollywood allá por los años cuarenta, nos dio también en esta ocasión aquello que deseábamos, aunque no siempre lo esperásemos. He decir que albergué siempre la esperanza de que así sería, quizá porque desde hace tiempo confío en ese equipo que tantas veces me podría haber defraudado y no lo ha hecho. No quiero vanagloriarme de nada, pero el lunes dejaba clara mi confianza en ese equipo con las siguientes palabras:
“… muchos estamos a estas horas deseando estar en un error si pensamos que es una tomadura de pelo ver a Ana todavía en la casa. Debe ser un error porque o no nos hemos enterado de lo serias que han sido las advertencias que le han hecho, o incluso aún no sabemos que mañana esta concursante no va a nominar porque la gala comenzará comunicándole que debe abandonar la casa por incumplir las condiciones impuestas.”
Pues bien, la gala comenzó con una seria Mercedes Milá, afectada por un fuerte resfriado y claramente molesta por este episodio, comunicándole a Ana Toro que estaba fuera del juego. Después, el texto trasladado por Pepa al resto de habitantes de la casa era tan preciso como impecable. Ni una palabra de más ni una de menos. Decía así:
“Los comentarios de Ana sobre lo que ocurre fuera, muchos de ellos basados en opiniones personales, os han ofrecido una imagen subjetiva de la realidad que puede haceros mucho daño aquí dentro. Esperamos que sigáis disfrutando como hasta ahora de Gran Hermano 10, sin tener en cuenta estos comentarios parciales.”
Desde esta tribuna privilegiada de la que dispongo solamente puedo dar las gracias por mantener la ilusión y la confianza de muchos. Gracias por respetar tanto este formato como lo hacemos muchos de sus seguidores. Gracias por dar prioridad a la integridad o a la coherencia de los argumentos, y no a criterios puramente mercantiles. Gracias, en definitiva, una vez más por no defraudarnos.
Ana fuera de la casa estuvo tan aturdida como lo ha estado en su vuelta. Ignoro qué le ha pasado, aunque si hacemos un ejercicio de memoria pronto dejó de ser la Ana alegre y revoltosa que conocimos en los tres primeros días de convivencia. En seguida la vimos dependiendo de unos tapones de los oídos para sobreponerse a su insomnio, llorando en ocasiones sin razón aparente y con un carácter irascible que le hizo discutir fuertemente con Eva, Loli o Almudena en el espacio de apenas unos días. Ella se apropió del ‘clan Mirentxu‘, que llamamos entonces, practicando en ocasiones el más intenso intento de lavado de cerebro que he visto nunca, cuando pretendía conseguir (y lo lograba) que la china Li nominase como ella quería.
Su regreso no contaba con ninguna halagüeña perspectiva, incluso durante la semana de encierro en la casa vieja mostró escaso entusiasmo ante la más que cierta posibilidad de ser la elegida. Debieron haber entrado Eva o Gema, lo cual demostraron las imágenes anoche, mostrándonos a esta última con los ojos llenos de lágrimas. Lamento profundamente que no hubiera sido ella la elegida, ya que hoy tengo la convicción de que hubiera llevado la alegría a esa casa, e incluso es muy probable que hubiera hecho a este tozudo gato cambiar su opinión sobre ella, llegando a conquistarme un poco. Por su parte, Ana no tuvo explicación alguna para su torpe actuación de estos días, tampoco para el poco entusiasmo mostrado desde el minuto uno.
Su oportunidad pasó, y no solamente celebro que así fuera sino que la escenografía elegida por el equipo del programa fue impecable. No dejaron que se despidiese de la casa ni de sus compañeros, ni siquiera hacer la maleta. Mercedes Milá le comunicó la noticia sin darle la palabra en ese momento, no hasta explicárselo a la audiencia a la vez que a los habitantes de la casa. Y la estupenda entrevista que le hizo Milá fue casi exclusivamente para intentar que se explicase ante la audiencia, cosa que no hizo. Un diez, sencillamente.
La noche empezaba con una sorpresa como esta, que lo fue absolutamente para los cinco compañeros que han convivido con ella durante esta semana, habiéndose portado mejor con la repescada que esta con ellos, sin excepción alguna. Pero no sería la última sorpresa, ya que la entrada de un precioso cachorro de leona llamada Amanda (como la hermana de Iván, por cierto), la expulsión de Palomares, el sistema elegido para las nominaciones, o el anuncio de una italiana visita para los próximos días, fueron otros momentos tan inesperados como intensos.
Esta edición de Gran Hermano está siendo un sueño muy completo. Lo último es la entrada de una leona, que será también felino encerrado durante la próxima semana. Ella será, junto a otros animales menos agradables, parte importante de la prueba de esta semana. Esto se produce tras la salida de las ovejas y la burrita Casandra, que les ayudaron a superar la prueba del pesebre a pesar de lo mal que cantaron algunos, especialmente un Iván que debería indemnizarnos por haber destrozado nuestros tímpanos y amenazado nuestra sensibilidad musical. Amanda, así como los gusanos y demás, no serán mascotas para los concursantes, sino que estos harán de cuidadores, en una prueba que cuenta con la cuidadosa supervisión de especialistas. Es parte de una prueba, y pienso que un acierto al contribuir a que tomemos conciencia de la importancia de dedicar toda la atención del mundo a otros miembros del reino animal, tanto que de cómo lo hagan dependerá que tengan o no presupuesto en el comienzo de la cuesta de enero.
Sobre lo de la italiana que vendrá de visita no sabemos nada más, aunque igual no tardamos mucho en enterarnos de algo. Esta noche ha venido tan cargada de emociones y puntos de interés que no hemos tenido apenas tiempo de pensar en esto. Por otra parte, las nominaciones plantearon de nuevo el juego de las tres puertas, como adelantábamos ayer, encarnadas anoche en representantes del pasado, presente y futuro. Esto quiere decir que quien eligiese la puerta lila (solo lo hizo Almudena) estaría obligado a elegir a un ex concursante para nominar en su nombre (eligió a Gisela, que a pesar de ser hostigada por Estefanía no nominó a Iván para ponerse en el lugar de Chiqui); aquellos que se decidiesen por la puerta azul (Iván, Orlando y Liz) nominarían normalmente sin más (aparte de los insectos que debían sortear para leer la tarjeta que explicaba cómo habían de nominar); y aquellos que se decantaran por la verde (Julito) tendrían la posibilidad de excluir a uno de los nominados, incluido él mismo en caso de estarlo.
Me sorprende que los concursantes mantengan tanta fidelidad a la hora de elegir la puerta, lo cual da una ventaja inmensa a quien plantea ese juego, ya que puede prever cómo acabará la cosa cada vez. Si yo fuera concursante intentaría variar mi elección, solo fuera por jugar un poco yo también. Todos menos Liz, y en alguna medida Orlando, nominaron como cabía esperar. El feriante dio un paso atrás en su apoyo a Iván por primera vez. Bien es cierto que le dio un solitario punto, pero es sospechoso que se volviera a escudar en aquella vez que Almudena le salvó para dejarla sin nominar. Creí que aquello estaba ya saldado, y realmente lo estaba, solo que probablemente prefirió jugar esta vez, evitando nominar a una frágil Chiqui a quien no ve como el peso pesado de Iván.
Liz es jugadora nata, una superviviente que habrá tenido que pasar por la vivencia humillante de ser negra en la República Dominicana, lo cual tengo el testimonio de que no es nada fácil ni cómodo. Ella tiene una actitud en la casa y otra bien distinta a la hora de nominar, lo cual plantea un juego tan lícito como llamativo. No seré yo quien se lo afee, sino más bien todo lo contrario. Si acaso me sobra la parte de actuación, que nomine con aparente esfuerzo, como si estuviera improvisando. Por lo demás no le pongo un pero, incluso es el factor sorpresa cada semana. Ayer le dio sus tres puntos a Iván, dos a Almudena y uno a Julito, si bien he de decir que Iván también le reservó sus dos puntos. Al final, Julito tenía ocho puntos, Liz siete y seis tanto Almudena como Iván. Orlando era, por tanto, el único que se salvaba en primera instancia de la nominación, con solamente tres puntos.
Pero recordemos que Julito tenía que excluir a uno de los cuatro nominados, pudiendo salvarse él mismo. La torpeza del que referido a sí mismo cambia su opinión aduciendo que “rectificar es de sabios” hizo al canario explicar que no se salvara él sino a Liz diciendo: “Tengo un corazón muy grande, Liz. Y ninguno de los de allí haría lo que yo he hecho”, refiriéndose a los gritos en contra escuchados en plató. Como decía anoche Milá referida a otra historia “dime de qué presumes y te diré de qué careces”. Pero, ¿cómo se puede uno mismo adular de esa manera? Sinceramente no lo entiendo. El papelón que ha venido desempeñando todos estos meses Julito tiene su culminación en ese momento estrella de la noche.
Pero ayer era la velada de Palomares, tras resolverse el práctico empate que mantuvo presumiblemente con Liz obteniendo un 42,5% de los votos para su expulsión. No está mal si tenemos en cuenta que el domingo los dos más votados tenían un 36,7% y un 38,4%. Como poco le cayeron otros cuatro puntos en su contra, si no casi seis. El título de este escrito hace referencia a la actuación firmada anoche por el de Ciudad Real. Mercedes comenzó con una pregunta inmensa, tanto como las entrevistas que está haciendo la presente temporada: “¿Has pensado alguna vez que igual tienes un problema en el lacrimal?”, haciendo referencia a su habilidad para llorar sin derramar ni una sola lágrima. No nos equivocamos al observarlo, ya que el propio protagonista lo confirmó. Vino a decir que no llora porque no le da la real gana, y ole sus huevos, con perdón. En realidad, debí titular “ni una palabra”, porque resultó complicado sacarle algo más que una colección de muecas y sonrisas, pero de algún modo hago referencia a una apuesta que crucé al comenzar la entrevista. “Apuesto a que este no habla mal de nadie”, dije, y así fue.
Palomares no dijo ni una sola palabra negativa sobre nadie, pasando de puntillas por encima de todos los asuntos que se le mostraron y plantearon, tal como hizo durante toda su estancia en la casa. Él mismo lo dijo este fin de semana: “no me he pronunciado en tres meses lo voy a hacer ahora”. ¡Pero qué barbaridad! ¿Cómo se puede estar tres meses mordiéndose la lengua? Yo tendría ya lesiones graves, cuando no requeriría un implante con carácter de urgencia. Esto, que es el gran defecto de Javier Palomares, probablemente la razón por la que esta nochevieja la pasará en su casa, se me antoja que también puede ser su mayor atractivo.
Qué queréis que os diga, me gustó mucho ver a Palomares despedirse de todos con buenas y cariñosas palabras. Es eso lo que he echado de menos en todos los que le han precedido en ese mismo comprometido momento. Y además, en algunas ocasiones un silencio puede estar evitando ahondar en un enfrentamiento o le puede evitar opinar algo en contra de un amigo, como en la discusión a cuenta de lo desafortunado que había estado Julito con el loro, en la que Almudena tenía toda la razón, por más que la pueda perder por sus rudas maneras. Si Palomares hubiera dicho algo, probablemente Julito se habría sentido dolido y hasta traicionado. Dice un viejo adagio que “somos responsables de nuestras palabras y esclavos de nuestros silencios”. Palomares se ha revelado, por tanto, como un gran siervo, cautivo, oprimido, entregado, sometido y tiranizado por él mismo.
Mañana no estaré aquí pero sí el próximo viernes, con mi primera anotación del 2009. Os deseo a todos una suave salida de año, con mis mejores deseos para el año entrante. Feliz Nochevieja a todos.
[Dejo vídeo del momento en que le comunican a Ana su obligada salida del programa, que podéis encontrar también en MiTele, desde donde se puede llevar a cualquier blog o web, así como enviarlo a un teléfono móvil. También os recuerdo que podéis votar a este blog o a cualquiera de los existentes en esta casa en la elección del mejor blog, cuyo ranking se puede consultar aquí.]
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